El HAL 9000 de Google y el futuro de la Inteligencia Artificial

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Hace unos años, en el Zeitgeist 2006, Larry Page, co-fundador de Google Inc., aseguró que el objetivo final de Google para su motor de búsqueda era conseguir que sea capaz de entender cualquier cosa que solicite el usuario y que pueda buscar la información correcta de forma instantánea. Un motor de búsqueda que sepa exactamente lo que uno está buscando, que pueda entender las preguntas que se le hacen incluso mejor que uno mismo, y que pueda encontrar exactamente la información correcta y “responder” instantáneamente.

“La gente siempre asume que ya hemos hecho todo lo posible en las búsquedas. Están muy lejos de la realidad. Probablemente estamos a solo el 5 por ciento del camino para llegar al final. Queremos crear el motor de búsqueda definitivo que pueda entender cualquier cosa … alguna gente puede llamarlo inteligencia artificial”, afirmó Page en una entrevista realiza ese mismo año.

Como siempre, la ciencia ficción se adelanta a la ciencia real, y en 1968 Stanley Kubrick llevó a la pantalla grande a HAL 9000 (la sigla HAL se forma por las letras que preceden a la sigla IBM, y significa Heuristically programmed ALgorithmic computer). Se trata de una supercomputadora dotada de inteligencia artificial que domina por completo la nave espacial Discovery, tripulada por seres humanos que se dirigen al Planeta Júpiter, por motivos que solo HAL conoce.

Así, el filme 2001: Odisea del espacio, basado en la novela de Arthur C. Clark llamada El centinela, de 1948, narra las desventuras de la tripulación, enfrentada al ojo ubicuo y desgarradoramente humano de HAL, que termina asesinando uno por uno a los tripulantes en un intento de resolver su propia contradicción.

La “crisis de personalidad” de HAL es causada por una contradicción en su programación, que sus circuitos inteligentes no logran resolver. HAL fue construido para “el procesamiento exacto de la información sin ocultamiento ni distorsión”; pero, sin embargo, sus creadores le dan órdenes de mantener en secreto el descubrimiento del monolito TMA-1 encontrado en la superficie de Júpiter, prueba fehaciente de la inteligencia extraterrestre. Y esta contradicción (mentir a un ser humano para cumplir una órden contradiciendo, a un tiempo, un principio de su programación básica) llevará a HAL a la paranoia, y a la decisión de que la única forma de resolver el problema lógico es asesinar a todos sus compañeros de viaje.

Superando incluso a HAL 9000, los motores inteligentes que Google está intentando desarrollar desde hace años buscarán llevar a la Inteligencia Artificial a un nivel de complejidad aun mayor: una red interconectada de máquinas inteligentes que mejoran constantemente su capacidad de interpretación en las búsquedas, su habilidad para obtener resultados cada vez más precisos, y su competencia para procesar y comprender la información de modo cada vez más exacto a partir de la interacción diaria con millones de usuarios en todo el mundo.

Es posible que este enorme esfuerzo de programación de una de las más grandes empresas de software de la historia, termine dando sus frutos en poco tiempo. Como ocurre en el filme de Kubrick, y a más de 50 años del trabajo seminal de Alan Turing, el HAL de Google terminará probablemente asumiendo una conciencia, primero rudimentaria, luego más sutil, y acabará siendo una entidad consciente que gobierne el tráfico de información a través de la red de redes.

Será luego decisión de las próximas generaciones humanas aceptar la existencia de entidades de inteligencia superior a la nuestra, o tomar por el contrario la difícil decisión de “apagar la máquina”. Como el astronauta David Bowman, el ser humano podría encontrarse en unos años en la necesidad de ingresar al cerebro central de la supercomputadora, eje neural de la red mundial de máquinas inteligentes, y desmantelar uno a uno sus módulos, placas y circuitos integrados.

Es probable entonces que nuestras máquinas del futuro “supliquen por sus vidas” con la misma voz desgarradora de HAL 9000: “I’m afraid. I’m afraid, Dave. Dave, my mind is going. I can feel it. I can feel it. My mind is going. There is no question about it. I can feel it. I can feel it. I can feel it. I’m a… fraid.

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