El éxito comercial y civil de los primeros robots…

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El éxito comercial y civil de los primeros robots y máquinas automáticas, sostienen Ray Kurzweil y Hans Moravec, provocará feroces competencias y acelerará las inversiones en infraestructura, ingeniería e investigación. Nuevas aplicaciones expandirán el mercado y traerán ulteriores avances, cuando los robots adquieran mayor precisión, memoria, fuerza, flexibilidad, habilidades y poder de procesamiento. Quizá para el año 2020, este proceso habrá producido los primeros robots universales, grandes como un ser humano y con mentes de una lagartija (10 000 MIPS), que podrán ser programados para casi cualquier tarea simple.

Doomsday clock - El reloj del fin del mundo

La primera generación de robots universales tendrá la capacidad de cálculo de un reptil y manejará solo contingencias cubiertas explícitamente en su programación. Una segunda generación de robots, de 300 000 MIPS, con una capacidad similar a la de un ratón, se adaptará al entorno y podrá ser entrenada. Una tercera generación, de 10 000 000 de MIPS, contará con un nivel de cálculo similar al de un mono y podrá aprender rápidamente por medio de modelos de simulación de factores físicos, culturales y psicológicos. Finalmente, producto de la combinación de sofisticados programas de razonamiento y máquinas de tercera generación , una cuarta generación de robots de 300 000 000 de MIPS presentará una capacidad similar a la de un ser humano adulto y será capaz de desarrollar pensamiento abstracto y generalización. Estos programas de razonamiento, mucho más complejos que los actuales sistemas expertos, apropiadamente educados, permitirán que los robots resultantes sean intelectual y emocionalmente extraordinarios.

El camino recorrido por la inteligencia artificial reproduce la evolución de la inteligencia humana a una tasa de velocidad diez millones de veces mayor, lo que sugiere, por proyección, que la inteligencia de los robots universales superará a la nuestra antes de mitad de siglo XXI. En este caso, robots científicos, producidos masivamente y completamente educados, trabajadores diligentes y baratos, asegurarán que la mayor parte de la ciencia conocida en 2050 haya sido descubierta por nuestra progenie artificial.

En esta línea de especulaciones prospectivas, e indagando acerca de las consecuencias que podría traer a la humanidad la llegada de este tipo de seres artificiales, el científico e investigador Bill Joy presentó en un polémico artículo llamado «¿Por qué el futuro no nos necesita?» , publicado en abril de 2000 en la conocida revista norteamericana Wired Magazine, los posibles escenarios que surgirán a raíz de la llegada de los robots universales y máquinas emocionales proyectados por Kurzweil y Moravec.

En el primer escenario, sostiene Joy, las máquinas se independizan de los hombres y dejan a estos a merced de aquellas: el ser humano habrá llegado a tal punto de dependencia con las máquinas que no habrá más posibilidad que aceptar sus decisiones. Conforme las máquinas sean cada vez más inteligentes, serán más dueñas de las resoluciones del hombre, y esto por el simple hecho de que sus cálculos o sentencias traerán mejores resultados. Llegará, pues, un momento en el que las decisiones necesarias para la permanencia del sistema serán demasiado complejas para la inteligencia humana. El dominio total de las máquinas será inminente: los hombres no las apagarán, pues esto implicaría un suicidio. En el segundo escenario, menos apocalíptico, las máquinas seguirán siendo, pese a su inteligencia, controladas y subordinadas a las determinaciones humanas.

Las especies biológicas, continúa Joy, casi nunca sobreviven a encuentros con competidores superiores. En el siglo XXI, las industrias robóticas competirán por materia, energía y espacio, lo que llevará sus precios a valores inalcanzables para los seres humanos. Para el año 2030, seremos capaces de construir en cantidad máquinas un millón de veces más poderosas que las actuales computadoras personales, con poder suficiente para implementar los sueños de Kurzweil y Moravec. Esto, sumado a los avances científicos en biotecnología, desatará un enorme poder de transformación que permitirá rediseñar el mundo, para bien o para mal. Los procesos evolutivos que estuvieron siempre confinados al mundo natural están, así, a punto de pasar a manos de los seres humanos. Este es el primer momento en la historia de nuestro planeta, concluye Joy, en el que una especie, por sus acciones voluntarias, se ha convertido en peligrosa para sí misma.

El Argumento del Fin del Mundo (Doomsday Argument), postulado por autores como Bill Joy y Thomas Sturm respecto de las consecuencias que traerá, o podría traer, en un futuro cercano, el enorme desarrollo tecnológico, resulta precisamente de la llegada de una singularidad tecnológica expresada en la emergencia de los modernos autómatas antropomorfos inteligentes («robots universales» de Moravec, y «máquinas emocionales» de Kurzweil), entidades que nacen de la combinación explosiva del conjunto de Tecnologías de la Información y la Comunicación (que dan lugar a un aumento geométrico en la capacidad de cálculo y permiten una elaboración nanométrica de seres artificiales mitad máquina, mitad organismo).

EL ARGUMENTO DEL FIN DEL MUNDO

1. En 2030 (± 10 años) las máquinas tendrán la misma capacidad de cálculo que los seres humanos;
2. En 2031 (± 10 años) las máquinas desarrollarán una subsiguiente generación de máquinas;
3. En 2032 (± 10 años) el tiempo de duplicación se reducirá a un año cuando las máquinas sean el doble de poderosas que los seres humanos;
4. En 2033 (± 10 años) el tiempo de duplicación se acortará a seis meses cuando las máquinas sean cuatro veces más poderosas que los seres humanos;
5. En 2033½ (± 10 años) el tiempo de duplicación se acortará a tres meses cuando las máquinas sean ocho veces más poderosas que los seres humanos;
6. En 2034 (± 10 años) las máquinas alterarán todas las leyes físicas;
7. A partir de ese momento, las máquinas comenzarán a auto-replicarse;
8. Las máquinas necesitarán energía (principalmente solar) y materia (principalmente arena);
9. La energía solar será bloqueada por paneles solares robóticos;
10. Las formas de vida basadas en el carbono indefectiblemente se extinguirán.

Ver el artículo original de Bill Joy en Wired Magazine »

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