Educación en sectores vulnerables: una herramienta para disminuir los niveles de anomia

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Monografía escrita en 2014 por Maximiliano Fariña para la materia Escritura y Prácticas Discursivas Universitarias, dictada por la Dra. María Marta García Negroni, en la Universidad de San Andrés (UdeSA).

Introducción

En sociología, la anomia ha sido largamente estudiada en las últimas décadas. Teniendo en cuenta a Merton (1964) y a Durheim (1992), podemos definirla como un proceso en el cual se destacan la ausencia y el funcionamiento defectuoso de las estructuras y normas sociales. En este proceso, se involucra la relación de dos elementos fundamentales: los objetivos culturales y los medios institucionalizados que se brinda a la sociedad para cumplir tales fines (Merton, 1964). Su desajuste puede llevar a que se incentive, de forma implícita, el uso de medios que son ilegítimos, pero que desde el punto de vista técnico son eficaces.

En nuestro país, a mediados de los años setenta se desarrollaron ciertos procesos económicos que empezaron a reducir la capacidad integradora del Estado. Esto generó una restricción del acceso al trabajo y al consumo, que tuvo como consecuencia un crecimiento sostenido de la pobreza y del desempleo estructural. Así, parece corroborarse que, como expresa Wacquant, a crecientes niveles de diferenciación social originados por la acción de los mercados le corresponde un incremento del papel represivo del Estado (Wacquant en Isla y Míguez, 2003).

En este contexto, la falta de capacidad integradora del Estado ha llevado a la formación de sociedades desiguales, por tanto, sociedades que tienden a desarrollar conductas anómicas.  En la sociedad argentina, se puede observar este fenómeno con claridad, ya que son excluidos grandes sectores socialmente vulnerables que, al no tener un acceso a los medios legítimos institucionalizados, recurren a métodos ilegales para alcanzar sus objetivos o metas culturales.

Una de las herramientas que permiten realizar grandes transformaciones sociales, sobre todo en los sectores analizados, es la educación, considerada como generadora de cambio y de oportunidades. En los últimos años, se ha observado en Argentina un importante aumento en la cantidad de personas en el sistema educativo (INDEC[1]). No obstante, en este trabajo intentaremos demostrar que la calidad educativa y la selección de contenidos son dos aspectos también necesarios para alcanzar, con profundidad, este cambio social.

En el desarrollo del trabajo, se analizará la temática expuesta a partir de diversos informes de organismos como la UNESCO, el CEPAL (UN) y UNICEF. Además, nos basaremos en estadísticas para analizar la calidad educativa, la inversión en educación, los niveles de delitos, entre otros datos que nos permitirán observar de qué modo la idea de inclusión en Argentina se centró en la incorporación de estudiantes al sistema educativo dejando sin embargo de lado otros aspectos de igual o mayor importancia.

La cantidad no implica calidad: el caso argentino

Luego de la crisis que se vivió en el país durante 2001, Argentina se encontraba en una situación delicada. Casi sobre el final de la convertibilidad, el 38,3% de la población urbana reunía ingresos monetarios por debajo de la línea de pobreza. Además, también se puede observar que la tasa de desempleo llegó a alcanzar un 21,5% ese año (INDEC[2]).

Estas transformaciones económicas y sociales sumadas al deterioro de las instituciones del sistema de seguridad, produjeron una variación ascendente en la evolución del delito. A comienzos de 2002, en unos de los períodos con mayor exclusión, se alcanzó la cantidad máxima de delitos: 1.340.529 (Fundación Fundar, 2005). Estos datos nos permiten observar cómo en situaciones de pobreza y exclusión social tiende a haber un alto nivel de anomia debido a la presencia de mayores incentivos para recurrir a medios ilegales.

En 2003, se realizaron elecciones en el país en las cuales fue elegido como presidente el Dr. Néstor Kichner. El país se encontraba en un contexto económico internacional favorable, que lo ayudó a tener un importante crecimiento, pero con una sociedad con muchas desigualdades.

Uno de los temas que tomó  importancia en los últimos años para el gobierno argentino fue la educación. Los dirigentes tomaron como uno de los ejes de su plan de gestión la inclusión social.

La educación puede ayudar a que las personas escapen de la pobreza al aumentar la productividad y facilitar la inserción al mercado laboral. A la inversa, los bajos índices de instrucción están estrechamente vinculados a altos niveles de pobreza. La marginación educativa es la consecuencia, en parte, de la exclusión en otros ámbitos. Pero, a su vez, podemos decir que es también una causa de marginación adicional (UNESCO, 2010).

La considerable expansión de la cobertura educativa, que en algunos países abarca la totalidad de la población en edad escolar, es uno de los avances destacables del sector en las últimas décadas. Esta evolución, fruto de activas políticas sociales y educativas, ha ocurrido en períodos de crecimiento económico relativamente sostenido (Naciones Unidas, 2008).

Este es un elemento que se puede observar en innumerables estadísticas. Teniendo en cuenta datos obtenidos del Banco Mundial, Argentina viene aumentando su gasto en educación de manera considerable. En 2011, el gasto en educación alcanzaba el 6,3% del PBI, superando los niveles promedios de los países de la región, incluso de los europeos. También se lanzaron políticas sociales como la asignación universal por hijo, que posee como requisito la asistencia de los beneficiarios a los colegios. Otra política que se puede destacar es el plan FINES, que tiene como objetivo impulsar a finalizar el nivel secundario a los jóvenes que por determinados factores, muchas veces sociales, no lo han hecho.

Estas medidas generaron, como se puede observar, un aumento constante en el nivel de matrículas en el nivel secundario en los últimos años; lográndose equiparar con índices europeos. Además, se puede ver un fuerte aumento en la cantidad de chicos que se encuentran  en el sistema educativo.

Sin embargo, aunque los sistemas educativos tienen la posibilidad de atenuar la desventaja social, a menudo ocurre que no utilizan ese potencial o que agravan de hecho los problemas de exclusión de la sociedad. Las omisiones de determinadas condiciones que tienen que estar presentes en materia de política educativa, como lo es la calidad educativa, pueden reforzar así las desigualdades sociales.

La calidad educativa, en conjunto con la determinación de contenidos que sean útiles a los estudiantes, es un elemento fundamental que no ha sido tenido en cuenta por el actual gobierno. Es más: se podría afirmar que este intento por lograr que la mayor cantidad de chicos esté en la escuela se ha realizado a costa de una desatención en la calidad educativa que ha disminuido en los últimos años en nuestro país. De esta manera, se termina desvirtuando el rol de la educación y se impide que cumpla su función como herramienta de inclusión, que tendría que ser el principal objetivo en la actual situación social.

Las instituciones públicas terminan siendo un lugar de contención para que los jóvenes no estén en las calles y en algunos casos también un comedor. Sin embargo, si su función se restringe a estas acciones no se podrá sacar a esta gente de esta situación de pobreza, por lo que tampoco habrá incentivos para abandonar una actitud anómica.

En los países en los cuales el medio social de los escolares guarda una estrecha relación con su grado de aprovechamiento escolar, o donde se dan grandes diferencias entre los medios sociales de los alumnos, es poco probable que sea suficiente la reducción de las diferencias de calidad entre las escuelas para lograr una mejora significativa de la equidad. Para esto, es necesario aplicar también programas que apunten a destinatarios y objetivos específicos (Naciones unidas, 2008).

La calidad educativa se puede analizar en base a los informes PISA (Programme for International Student Assessment) desarrollados por la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que evalúan la formación de los alumnos de 15 años en las áreas de lectura, matemáticas y competencia científica. También se tiene en cuenta, a la hora de realizar los análisis, la inversión en el sistema educativo y la situación socioeconómica de los estudiantes. OCDE hace especial énfasis en las capacidades y habilidades de los jóvenes para integrarse en el mercado laboral.

En el último informe podemos comprobar que Argentina se encuentra como uno de los países con peor desempeño y con coeficientes lejanos al promedio de los países que pertenecen a la asociación. Se puede advertir, de la misma manera, que a pesar de ser uno de los países de la región con mayores niveles de gasto educativo, se desempeña muy por debajo de los niveles de países con inversiones similares, sobre todo en matemáticas y ciencias. [3]

No hemos mejorado en ninguna materia desde que participamos en las pruebas PISA. Además, las brechas por nivel socioeconómico son una de las más amplias del mundo. El desempeño de los estudiantes y escuelas de nivel socio-económico bajo es el cuarto más bajo de los países participantes. Por último, se observa que el porcentaje de alumnos que no alcanza niveles mínimos de aprendizaje no cambió; sin embargo, se redujo considerablemente en varios países latinoamericanos (Ganimian, 2013).

Conclusión

Como se puede observar, hay una relación entre el aumento de la utilización de los medios ilegales en nuestra sociedad y la gran brecha social que se puede apreciar en la actualidad. Más allá de las perspectivas económicas que pueda poseer un país, podemos afirmar que la herramienta que nos permite achicar estas diferencias, que afectan a las familias con escasos recursos o marginadas, es la educación, siempre que esté acompañada con medidas y programas específicos que permitan colocar a estas personas en una situación de igualdad de oportunidades ante el conjunto de la sociedad.

En suma, podemos afirmar que la educación tiene que ser un elemento muy presente en las políticas de gobierno. Esto se debe a que con las medidas correctas se puede llegar a generar un mayor nivel de igualdad social y una modificación en las bases de la sociedad, que en consecuencia lograrían disminuir el nivel de anomia en nuestro país en el largo plazo. Sin embargo, esto sería solo posible con políticas que tomen en cuenta aspectos como la contención de los estudiantes, el dictado de contenidos que sean de utilidad a cada comunidad y, en general, la alta calidad educativa.

Si el gobierno se centra solamente en la incorporación de la mayor cantidad de jóvenes en el sistema educativo y se dejan de lado las políticas mencionadas anteriormente, se puede correr el riesgo de que la escuela no cumpla su verdadera función. A su vez, si se sigue en esta dirección, se pueden generar situaciones en las que el sistema educativo refuerce estos factores o desventajas externas, aumentando la diferencia de oportunidades entre las distintas clases sociales. De esta manera, la educación, en lugar de mejorar sus posibilidades, puede terminar aumentando su nivel de marginación, colocando a ciertos sectores posiciones cada vez más desventajosas.

Notas

[1]Véase Gráfico 1 en anexos. Fuente: INDEC. Censo 2001 y 2010

[2]Véase Índice de Precios al Consumidor (IPC) GBA desde 1943 en adelante (empalme de las series base 1943, 1960, 1974, 1988 y 1999 con la serie base abril 2008=100), nivel general y capítulos de la canasta en http://www.indec.mecon.ar/informacion-de-archivo.asp.

Véase bases de datos de la Encuesta Permanente de Hogares y la Encuesta Anual de Hogares Urbanos.

[3] Véase Tabla 1 en anexos.

 

Anexos

Tabla 1

educacion-en-argentina-tabla1

Gráfico 1

educacion-en-argentina-tabla2

Bibliografía

Durkheim, E., & Arranz, M. (1992). El suicidio: Estudio de sociología. Buenos Aires: Akal.

Fundación Fundar. (2005). Informe: El ranking de la violencia en América latina. Una de las regiones más violentas del planeta. Argentina, Buenos Aires. Recuperado el 4 de junio de http://pdba.georgetown.edu/security/citizensecurity/argentina/documentos/ranking.pdf.

Ganimian, A. J. (2013). No logramos mejorar: Informe sobre el desempeño de Argentina en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2012. Ciudad de Buenos Aires, Argentina: Proyecto Educar 2050.

Isla, A. R., & Míguez, D. (2003). Heridas urbanas: Violencia delictiva y transformaciones sociales en los noventa. Buenos Aires: Editorial de las Ciencias

Merton, R. K. (1964). Teoría y estructura sociales. Mexico, D.F: Fondo de Cultura Económica.

Naciones Unidas. (2008). Panorama social de América Latina 2007. Santiago de Chile: CEPAL.

OECD (2013). PISA 2012 Results in Focus: What 15-year-olds know and what they can do with what they know: Key results from PISA 2012. Recuperado el 5 de junio en http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/pisa-2012-results-overview.pdf.

Seminario Internacional de Educación Secundaria, Duro, E., UNICEF Argentina., UNICEF., & UNICEF Chile. (2010). Educación secundaria: Derecho, inclusión y desarrollo: desafíos para la educación de los adolescentes.

UNESCO (2010). Panorámica regional: América Latina y el Caribe. Recuperado el 5 de junio de http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001865/186524s.pdf.

UNESCO. (2010). Llegar a los marginados. Informe de seguimiento de la EPT en el mundo 2010. Francia: UNESCO.

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