Música y tecnología: un límite difuso

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La música es un arte y, al ser un arte, está en continua transformación. Es por eso que la manera de hacer y escuchar música ha evolucionado con el pasar del tiempo. Los músicos experimentan constantemente con nuevos timbres, combinándolos, agregándole efectos y generando de esta manera nuevos instrumentos y modificando otros ya existentes. Esto da lugar a la llamada “música electrónica”, que surge a principios del siglo XX, producto de los grandes avances de la tecnología. En tanto está compuesta exclusivamente por maquinas, sin intervención alguna de instrumentos acústicos, se vuelve imposible ejecutarla humanamente y con instrumentos “reales”.

En 1913, Luiggi Russolo, pintor, músico y compositor italiano, propuso el uso y la combinación de sonidos procedentes de maquinas dotándolos con un fin artístico mediante su manifiesto “El arte de los ruidos”[1]. Russolo es considerado el primer compositor de “música experimental” y se considera este manifiesto como el puntapié inicial de la música electrónica. Con el correr del tiempo, la música electrónica se ha ganado un lugar en el repertorio de la música popular, siendo así uno de los géneros más escuchados actualmente. Esto abre, entonces, una controversia: ¿puede ser considerado arte la música electrónica, pese a que esté hecha pura y exclusivamente por medios digitales? ¿Hasta qué punto es y deja de ser arte la música una vez que es el producto de una intervención tecnológica?

Música electrónica: música falsa

Los “ejecutantes” y/o “realizadores” de música electrónica no generan sus propios sonidos, combinan y generan patrones con material sonoro del que disponen de acuerdo a sus gustos, los cuales no fueron creados por él, sino por máquinas. Es por esto que la figura del músico y el compositor se ven eliminadas frente a la música electrónica, pero al mismo tiempo existen y toman más importancia las figuras del técnico y el DJ (quien manipula a la maquina). El DJ deja de ser compositor, ya que en la elaboración de la música electrónica no se necesita del conocimiento y el saber de la ciencia de la música; en este caso, en cambio, maneja más bien la ciencia de la lógica, ya que al crear “música” mediante computadoras u otro tipo de artefactos tiene que razonar y tratar de que todos los sonidos encajen perfectamente y estén perfectamente cuidados y calculados. La particularidad de la música electrónica es que cualquier persona, pese a que no tenga ningún concepto básico acerca de composición musical, puede realizar una pieza de música electrónica ayudado por una computadora.

Simon Frith, reconocido sociólogo inglés, plantea la idea de que con la música electrónica los ideales musicales que son la espontaneidad y la energía, son reemplazados por el cuidado del detalle y el control[2], y expresa la idea de que en la música electrónica, la música es “falsa”:

“Se considera que la buena música es, tanto por arraigo como por criterio, honesta y sincera. La música mala es falsa, y los cambios tecnológicos aumentan las oportunidades de falseamiento”[3]

Por ello, la música electrónica podría ser considerado como “arte digital”, como lo es considerada una imagen generada por computadora, pero no tiene capacidad alguna de ser “arte musical”, ya que no hay instrumentos musicales involucrados en el armado, la producción o la ejecución de cada “obra”.

Tecnología como herramienta optimizadora

Cabe discernir entre la “música electrónica” y la “música acústica”, que cuenta con la ayuda tecnológica para potenciar y/o mejorar la calidad del sonido que se realiza mediante los instrumentos; en este último caso, la tecnología actúa como un intermediario entre la ejecución musical y quienes la componen o escuchan. La diferencia entre la música electrónica y la música que es potenciada por la tecnología es el hecho de que, en la primera, los sonidos son pura y exclusivamente realizados artificialmente por una máquina y, la segunda, las máquinas solamente aportan una mayor calidad o efectos en sonidos producidos instrumentalmente.

Según Paúl Theberge:

“Cualquier debate sobre el papel que juega la tecnología en la música popular debería partir de una simple premisa: sin la tecnología electrónica, la música popular del siglo XX es absolutamente inconcebible.”[4]

Esto implica que la realización de la música popular actual se vería casi imposibilitada de no ser por la tecnología. Sin ir más lejos, si comparamos una grabación de los primeros discos de The Beatles con cualquier grabación contemporánea es notoria la diferencia en la calidad del sonido. Sin embargo, no por eso se hacen a un lado sus habilidades composicionales y musicales; de hecho, actualmente, se han remasterizado sus obras, es decir que mediante un proceso de edición  y masterización se eleva la calidad del sonido. Este es un claro ejemplo de cómo la tecnología ayuda  a la calidad del sonido.

La delgada línea entre arte musical y arte digital

No hay que dejar de pasar por alto la diferencia en el uso que se le da a la tecnología desde la música electrónica y desde la música acústica, es por eso y por todas las razones enumeradas anteriormente que la música electrónica puede ser tomada en cuenta como “arte digital”, pero bajo ningún concepto puede ser tomado como una “pieza de arte musical”  debido a la ausente participación de instrumentos musicales.

La música electrónica se ha popularizado y ha generado cada vez más público en los últimos años, por lo tanto, se convierte en un “producto” que es redituable para la industria del entretenimiento. Pese a ello, no puede ser considerado arte musical. Cabe destacar que muchas veces se producen híbridos entre “música electrónica” y “música acústica”, como puede ser el caso de bandas que utilizan sonidos artificiales de baterías o efectos de sonido pregrabados, es por esto mismo que es muy delgada la línea que las separa.

Ensayo escrito en 2012 por Gonzalo Leal para la materia Taller Multimedia, que dicto en la carrera Gestión de Medios y Entretenimiento, de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE, 2012).

Bibliografía

Russolo, Luigi. 1913. “El arte de los ruidos”

Firth, Simon. 1986. “Art versus technology: the strange case of popular music

Firth, Simon. 1978. “The Sociology of Rock “

Miguel de AguileraAna Sedeño. 2008. Comunicación y música II. Tecnología y audiencias. Editorial UOC

Sitio Web.


[1] Russolo, Luigi. 1913. “El arte de los ruidos”- Manifiesto

[2] Firth, Simon. 1986. “Art versus technology: the strange case of popular music” – pag.186

[3] Firth, Simon. 1986. “Art versus technology: the strange case of popular music” – pag.182-183

[4] Firth, Simon. 1978. The Sociology of Rock – pag.25 (Colaboración de Paul Theberge)

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