Desconectados del entorno y conectados a la red: tan cerca pero tan lejos

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Por Carola Junquera
Estudiante de la Licenciatura en Gestión de Medios y Entretenimiento
Universidad Argentina de la Empresa (Argentina)

1. Introducción

Hoy en día los dispositivos tecnológicos ocupan un espacio significativo en la vida de muchos individuos, especialmente en los adolescentes. Estos no conocen su vida sin internet, sin televisión, sin computadora, sin videojuegos y sin el teléfono móvil debido a que nacieron en la era digital.

Antes de irse a dormir, en clase, en encuentros familiares y/o con amigos, en tránsito, en tiempos de espera y tiempos libres, sin importar dónde, cuándo, ni con quién se encuentren, los jóvenes siempre están frente a una pantalla, en contacto permanente con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Pero, ¿causan las TIC un problema en los vínculos y la comunicación? ó ¿hay una nueva forma de relacionarse que enriquece las relaciones interpersonales?

A raíz de esto nos surgen dos hipótesis: que las TIC por un lado son herramientas que facilitan el ¨contacto¨ permanente con el otro y a la vez dificultan el encuentro cuerpo a cuerpo; y que el uso responsable de las TIC permite la comunicación en todos sus sentidos, amplía su alcance y mantiene el encuentro interpersonal.

En el siguiente ensayo, hablaremos acerca del uso de las TIC en los adolescentes entre 12 y 18 años. Intentaremos comprender cuán significativos son los dispositivos tecnológicos en sus vidas, qué implicancias tienen en su manera de comunicarse y relacionarse y cuáles son sus ventajas/desventajas.

2. Comunicados y conectados

“Comunicar es convertir algo en común (…) representa el paso de lo individual a lo colectivo y es condición fundamental para la vida social” (Levis 2009: 55). La comunicación no se da por sí sola, se la construye a través del vínculo directo entre dos o más personas.

Los tiempos cambiaron, las sociedades se desarrollaron y las formas de comunicarse actualmente no son las mismas que hace décadas atrás.

El surgimiento de Internet a principios de la década de 1980, una red informática que a través de la línea telefónica transmite información y entretenimiento, facilitó, entre otras cosas, la comunicación. Esta red permitía que personas situadas en distintos espacios geográficos puedan mantenerse conectadas (Levis 2009).  Pero, ¿Qué es estar conectados?  “Estar conectado implica esencialmente estar visible. La visibilidad garantiza la inclusión en un mundo cuya representación se ha desplazado de lo palpable a lo comunicable” (Winocur 2012).

La conexión con el otro consiste en establecer un vínculo, una relación entre personas en todos sus sentidos, de manera verbal y gestual.  Esto se diferencia de estar  “conectado” a una red social ya que de este modo, por ejemplo, no se podría visualizar  la consecuencia del mensaje transmitido.

“La interacción social ha dejado de ser patrimonio exclusivo del contexto presencial para ser cada vez más frecuente en la red” (Solano 2013: 24). Es decir, la comunicación cara a cara sigue teniendo un peso fundamental para la interacción social, pero la comunicación por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación es cada vez más frecuente. El mundo virtual nos resulta más simple, más rápido, más efectivo y hasta casi más natural (Clairá 2013).

Como bien sostiene Clairá (2013) uno de los principales beneficios de las Tecnologías de la Información y Comunicación es que nos acerca a quienes están lejos, pero uno de sus peligros es que nos alejan de quienes tenemos más cerca.

En este sentido, es importante hacer una distinción, una cosa es estar conectado y otra muy distinta es estar comunicado (Clairá 2013). Hoy en día estamos muy conectados y poco comunicados. Las TIC nos conectan pero no nos comunican y como consecuencia de esto, nos perdemos del mundo real, de las experiencias verdaderas, de los vínculos cercanos, del mirarnos cara a cara, nos perdemos nuestra vida.

La psicóloga Sherry Turkle, en su charla TED “Connected but Alone” (conectados pero solos) explica que los dispositivos tecnológicos tienen tanto poder que pueden modificar tanto lo que hacemos como lo que somos.

“We expect more from technology and less from each other”2(Turkle). Dicho esto podemos llegar suponer que la  tecnología les da, particularmente a los adolescentes, la sensación de estar acompañados porque les permite conectarse y dejar de sentirse solos. Y así como Descartes afirmaba “pienso luego existo” (1641), Turkle propone “comparto luego existo” para describir la forma de ser actual de los adolescentes. Se destaca así la creencia que tienen acerca de que, al estar conectados, están menos solos pero no se dan cuenta que, cuanto más se conectan más solos están.

3. Nuevas generaciones, nuevas comunicaciones y nuevos conceptos

La adolescencia, como sostiene Urresti (s.f.), es un período de grandes cambios en el que la familia entra en una especie de paréntesis y, el adolescente, construye su propio espacio expandiendo sus redes de relaciones dentro de las que actúa frecuentemente.

Es un período importante en el que la omnipotencia; la tendencia a culpar al otro; la dificultad de reconocer adicciones; de normalizar conductas de riesgo y la poca experiencia de vida provocan en el adolescente una crisis ante la que encuentran en Internet, y en las redes sociales, medios que les permiten expresar necesidades y emociones que no podrían tratar cara a cara (Castellana Rosell, Sánchez-Carbonell, Graner y Beranuy Fargues 2007). Castellana Rosell, sostiene también, que  “el atractivo de Internet aumenta porque (…) la ausencia de elementos de la comunicación no verbal facilita la interacción y posibilita enmascarar la identidad personal” (2007: 198).

El chat permite el anonimato (Flichy 2006); los adolescentes se muestran, manifiestan, sinceran y expresan de una manera diferente a la que harían en una conversación cara a cara. Por lo tanto, y de acuerdo a lo expresado anteriormente, las TIC pueden ser vistas como herramientas que le dan a los jóvenes la posibilidad de construir y crear su propia identidad poniendo en juego su presentación pública. En este sentido, dichas tecnologías dan lugar a una nueva forma de comunicación, una comunicación que como sostiene Flichy (2006:26) es por un lado distante y comprometedora, y por el otro, permite que el individuo efectúe diferentes actividades y establezca contactos.

Bernete (2010) se pregunta qué sentido tiene para los adolescentes establecer contactos mediante las redes sociales e Internet. Pues bien, como ya hemos mencionado, las TIC son herramientas capaces de disminuir y apaciguar la soledad, relacionarse y compartir experiencias e informaciones con los otros durante horas de ocio; “Los jóvenes y adolescentes se unen a las redes porque allí es donde están sus amigos (…)” (Bernete 2010: 110).

Puede resultar complicado para los mayores entender por qué los jóvenes pasan tanto tiempo frente al ordenador o a sus dispositivos tecnológicos “chateando” en vez de encontrarse con amigos a tomar un helado. Pero cabe destacar que si bien para las personas mayores los “encuentros” mediante redes sociales no son “«relaciones auténticas», de interacciones densas y prolongadas” (Bernete 2010:110) para los jóvenes son encuentros imprescindibles.

Cabe aclarar que, si bien nos estamos refiriendo al uso de las TIC en los adolescentes, los mayores también están incorporando este tipo de comunicación y encuentro con los otros. Hacemos referencia a esta observación pero no ahondaremos en la misma ya que no es el tema que nos ocupa.

Continuando con el tema, “el modo de trabajar, de estudiar, de escribir y de jugar, entre tantas otras actividades, están cambiando por el uso de computadoras y otros dispositivos conectados a redes telemáticas” (Levis 2009: 84). Es así, como los jóvenes, gracias a las redes telemáticas y a sus dispositivos móviles, pueden tener a su alcance todo lo que necesitan. Éstas les permiten comunicarse, entretenerse, crear, compartir, acceder a contenidos.

Sin embargo, el uso excesivo de los artefactos tecnológicos puede traer aspectos negativos, como la adicción. Nos volvemos adictos a las tecnologías, y dicha adicción es tal que llega un punto en el que nos sentimos inseguros y “vacíos” si no tenemos con nosotros nuestro teléfono celular. Nos convertimos así en seres dependientes de la tecnología. La dependencia a la tecnología, como sostiene Nieves (2014: 182), “hace que el individuo llegue a afectar las relaciones interpersonales con las personas que están en su entorno social (…)”.

El phubbing es un nuevo concepto que, como explica Treviño (2013), consiste en el acto de menospreciar a quien nos acompaña prestándole más atención a un aparato electrónico que a la persona. “Ignoramos” a quien tenemos en frente por utilizar el teléfono móvil. Turkle utiliza el concepto “alone together” (solos juntos) para caracterizar la capacidad que tenemos de estar juntos sin estar juntos “(…) being together but not being together”. Es muy común hoy en día ver en restaurants, en transportes públicos, en reuniones familiares y/o amistosas, en plazas o en donde nos encontremos, que dejamos de compartir el momento con las personas que tenemos en frente priorizando el uso de nuestros dispositivos tecnológicos.

Coca Cola emitió una publicidad anti phubbing, se trata del Social Medial Guard, un producto para los adictos a los artefactos tecnológicos; si bien el producto no está a la venta y no es un producto real, destacamos la iniciativa de una empresa multinacional, como lo es Coca Cola, de realizar una campaña concientizadora. “Social media is great, it connects you to the word and the people you love (…) but there are times when social media can get in the way of the real world”2 (Coca Cola Social Media Guard 2014).

Pero, ¿qué sucede si no tenemos nuestro teléfono celular o aparato electrónico presente? ¿Qué pasaría si éste se queda sin batería? ¿O si donde nos encontramos no hay conexión a internet? ¿O si, peor aún, nos lo olvidamos en nuestro hogar?

Las respuestas a estas preguntas las podemos encontrar en otro nuevo término que surgió en el último tiempo: la nomofobia (no mobile phone phobia). Se trata del “miedo irracional a no disponer del teléfono móvil” (Solano Altaba, 2013:120) que afecta con mayor medida a los jóvenes. El objetivo del teléfono móvil ya no es solamente permitir la comunicación telefónica, si no que surgieron distintas aplicaciones que lo convirtieron en un dispositivo adictivo, y al mismo tiempo convirtieron a los adolescentes en extremos dependientes de sus móviles (Oliver 2014: 31).

Tanto la nomofobia como el phubbing son solo dos de las consecuencias de la dependencia tecnológica, sin embargo, existen otras tantas como “whatsappitis” (adicción al whatsapp), “FOMO” (fear of missing out), “vibranxiety” (vibración fantasma) que se convirtieron en conceptos muy comunes en la actualidad para hacer referencia a las patologías que provocan la adicción y el mal uso de las TIC (Revista Médica 2014).

4. Conclusión

Se puede comprobar que los jóvenes son grandes consumidores de pantallas, dedican cada vez más tiempo al uso y posesión de las TIC, son expertos, conocen y dominan estos dispositivos tecnológicos porque nacieron y crecieron inmersos en el desarrollo de las mismas.

Llegamos a la conclusión que las TIC son una herramienta que favorecen la comunicación y ofrecen oportunidades pero, por otro lado, uno de sus aspectos negativos (en este ensayo no mencionamos ni desarrollamos todos) es que podemos convertirnos en seres dependientes de la tecnología dando lugar al phubbing y a la nomofobia. Por lo tanto, las TIC serán tecnologías útiles dependiendo del uso responsable y correcto que se haga de ellas. En este caso nos referimos a establecer un límite en el manejo de estos dispositivos y los espacios generados de encuentro real con el otro, cuerpo a cuerpo: dejar por un momento las pantallas para conectarnos con las personas y el entorno, promoviendo la comunicación interpersonal, gestual.

Si evitamos un uso intensivo de las TIC no pasarán desapercibidos momentos del mundo real, simples o significativos. ¿Qué sucede cuándo nuestra mirada se posa en la mirada de las personas que tenemos al lado? ¿Si en vez de estar conectados a las redes sociales nos conectáramos con quien tenemos al lado? ¿Si dejáramos el mundo virtual y dejáramos de esperar cuántos  “likes” tiene nuestra foto o nuestro comentario, para estar dispuestos y atentos a quienes nos están mirando y buscando en el contexto real?

El desafío será entonces promover un uso equilibrado de las TIC para que podamos estar conectados con el entorno y conectados con la red. 

5. Referencias

1    “Esperamos más de la tecnología y menos de los demás“

2  “Las Redes Sociales son grandiosas, te permiten conectarte con el mundo y con la gente que amas (…)  per hay momentos, en donde las redes sociales pueden convertirse en un obstáculo para el mundo real”

6. Bibliografía

    • BERNETE, Francisco. Usos de las tic, relaciones sociales y cambios en la socialización de las y los jóvenes. Revista de Estudios de juventud nº 88., 2010, p. 97-114. Consultado 20/9/2014, disponible en http://www.injuve.es/sites/default/files/RJ88-08.pdfs
    • CASTELLANA ROSELL, Montserrat; SÁNCHEZ-CARBONELL, Xavier; GRANER JORDANA, Carla y BERANUY FARGUES, El adolescente ante las tecnologías de la información y la comunicación: internet, móvil y videojuegos. Papeles del Psicólogo, 2007. Vol. 28(3), p.196-204. Consultado  Disponible en http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/1503.pdf
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    • SOLANO ALTABA, María; VIÑARÁS ABAD, Mónica. Las nuevas tecnologías en la familia y la educación: retos y riesgos de una realidad inevitable. CEU ediciones, C 2013. ISNB:9788415949152
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7. Videografía

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