Desconexiones conectadas: el impacto de los medios sociales en la sociedad contemporánea

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Ensayo escrito por Lara Agustina Fiumo para la materia Convergencia y Paradigmas Tecnológicos, que dicto en la carrera Gestión de Medios y Entretenimiento, de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE, 2018).

Imagen: © David Dettmann / Netflix 

  1. Introducción

El presente ensayo tiene por objeto analizar la función de los medios sociales [1] en la vida de las personas. Estos sirven como nexo entre individuos, brindando a millones una manera de contactarse y generar vínculos (Castañeda, 2010). Sin embargo, la comunicación, ¿ayuda a potenciar y fomentar formas de jerarquización social? Como se observa en el capítulo Nosedive (2016), dirigido por Joe Wright, de la serie Black Mirror, es el instrumento técnico y el medio en sí, el que, en muchas ocasiones, se usa para fomentar las diferenciaciones sociales.

Se desprende de esta manera la consideración de dos hipótesis. Por un lado, se entiende que estos medios sociales son estrictamente formas de comunicación que permiten relacionarse con los demás. En este sentido, estos funcionan, como la palabra misma lo indica, como “medios” entre personas que desean contactarse. Por otro lado, se entiende que su uso implica una forma de jerarquización social: aquellos que no forman parte, según los valores estereotipados de lo que hay que ser como sujeto, quedan relegados de la aprobación o pertenencia a un grupo social. Siguiendo esta postura, para lograr acceder a un grupo es necesario formar parte de lo que la sociedad entiende como correcto. Quienes no encajan con lo estrictamente considerado como aceptable dentro de una sociedad, terminan excluidos, siendo fomentado este suceso por el uso mismo de los medios.

  1. Los medios sociales como herramienta de comunicación.

Actualmente, la comunicación es una cuestión clave a tener en cuenta para entender a la sociedad moderna: «[p]ara los nativos digitales[2], “ser es, ante todo, comunicar”» (Igarza,  2009: 37). Se puede decir entonces que los medios sociales son grandes facilitadores para las personas. Los individuos de una sociedad, gracias a los inventos técnicos, poseen formas de permanecer en contacto, y generar vínculos. No hay duda de que “el universo de la comunicación se ha visto sensiblemente influido, en los últimos años, por la intervención de novedades técnicas” (Bettetini y Colombo, 1995: 15) que han contribuido a potenciar cambios en las características de las sociedades. Sin embargo, la técnica, a su vez, contiene aspectos de esta sociedad. Como expresa Koval (2013), la técnica viene impregnada de lo social. Es por esto que no se debe separar una de otra, sino que se debe entender que en la constitución de la técnica se pueden encontrar rasgos de la sociedad a la cual pertenece. De esta manera, siguiendo lo que manifiesta Flichy (2006), queda demostrado que los inventos contemporáneos marcan una tendencia al individualismo conectado. Este término hace referencia a la sociedad en la que “el individuo debe asumirse de forma completamente autónoma y al mismo tiempo en interrelación permanente con los otros” (Flichy, 2006: 10) De este modo, se pierde la idea de masa (Han, 2014): ya no existen los grandes grupos de personas unidas por sus ideales. Por consiguiente, en esta nueva sociedad las personas son entes aislados que se relacionan con otros en su misma condición, hecho que se propicia con las nuevas formas de consumo de estos medios que son cada vez más individuales.

Todo esto se puede ver reflejado en el capítulo Nosedive: la protagonista vive con su hermano y está constantemente comunicándose con otros sujetos a través del uso de una aplicación móvil que le permite estar conectada. Así, se puede ver como cada interacción que ella tiene con personas reales, se ve afectada por el uso de esta app. Entra en juego en este momento la idea del simulacro de presencia que expresa Koval (2013). Ella se relaciona constantemente con otros sujetos con los que interactúa, pero ellos no se encuentran presentes, son representados por el aparato. Los medios sociales, por consiguiente, funcionan como comunicadores y permiten a millones de individuos permanecer conectados en todo momento, sin perder su individualidad.

Conceptos como globalización y aldea global permiten entender el desarrollo exponencial de los medios sociales a escalas inimaginables anteriormente. McLuhan (1964) utiliza el término aldea global para describir las consecuencias socioculturales de la comunicación, que han ido evolucionando hasta obtener un mundo sin barreras donde todo se transmite en cuestión de segundos. De este modo, se puede hablar de una globalización de la comunicación, que ha permitido derribar todo tipo de límite existente que impida la libre circulación de la información entre los diferentes componentes. Se observa entonces como “la convergencia de la evolución social y las tecnologías de la información ha creado un nueva base material para la realización de actividades por toda la estructura social.” (Castells, 1999: 507).

Teniendo todo esto en cuenta, se puede llegar a la conclusión de que, en la sociedad actual existe una “primacía del acto de comunicación sobre la naturaleza de lo comunicado” (Lipovetsky, 2002 [1983]: 14). Siguiendo esta idea, tiene mayor importancia el hecho en sí de querer comunicar algo, de compartir a través de los medios, que el contenido de aquello que se busca exponer. Existe una democratización de la palabra donde cada sujeto tiene algo para decir y busca decirlo a través de estos medios: todos terminan siendo locutores y oídos. (Lipovetsky, 2002 [1983]). De esta manera, los medios sociales refuerzan la idea de que “la comunicación [.,.] se caracteriza sobre todo por una tendencial persecución de un papel igualitario entre los interlocutores” (Bettetini y Colombo, 1995: 34). Los medios sociales son usados para comunicar a las diferentes personas de una sociedad, siendo su función primordial el poner en común y homogeneizar.

  1. Los medios sociales como fomentadores de la jerarquización social

Así como los nuevos medios funcionan como facilitadores de las comunicaciones interpersonales, también incluyen una tendencia a la jerarquización social. Considerando que “[l]a fractura digital refuerza la fractura social” (Flichy, 2006: 20), es el propio instrumento técnico lo que se usa para fomentar las diferenciaciones sociales. Como se observa en el capítulo de Black Mirror, a través del aparato se otorga status a los sujetos. Mediante interacciones, construyen un universo de sí mismos, un perfil, que deben mantener para “pertenecer”. Así, “el yo unitario mantiene su unicidad al reprimir todo lo que no encaja.” (Turkle, 1997: 328)

Se reconoce entonces lo que Koval (2013) llama soledades en masa: se trata de “individuos configurados a partir de un proceso de personalización (Lipovetsky, 2002 [1983]) que tiende a hacer prevalecer a un yo aislado cuya única razón de existencia es la realización de sus deseos personales”  (Koval, 2013: 4). Considerando ese sujeto, se puede analizar si la sociedad actual se está convirtiendo poco a poco en una sociedad del espectáculo (Debord, 1974). Surge la sobreexposición como medio de vida: “[l]a mirada ajena puede ser una presencia deseada y reconfortante” (Sibilia, 2008: 300). Los individuos buscan la aprobación de los demás en las redes, perdiendo la esencia de su personalidad, persiguiendo un único objetivo: ser aceptados. Se pierde el límite entre lo público y lo privado: la vida se convierte en un show para los demás. La revolución informática tiene como consecuencia el “haber volatilizado las fronteras que separaban lo público de lo privado y haber confundido a ambos en un happening[3] en el que todos somos a la vez espectadores y actores” (Vargas Llosa, 2012: 155,156). Existe “…una tremenda ansiedad ante la perspectiva de quedarse descolgados del grupo. Si dejan de enviar mensajes, corren el riesgo de volverse invisibles” (Carr, 2010). Esto marca la presión existente en la sociedad de querer ser parte, mantenerse.

Aparece el concepto brecha digital: internet y los medios de comunicación “prolongan nuestro mundo, pero también crean limites que dividen a la sociedad en dos mitades” (Gil Juárez, 2005: 315). Esta división pone de manifiesto esa jerarquización ejercida por los medios sociales. Siguiendo esta idea se puede entender que una de estas mitades corresponde a aquellos que se encuentran aceptados por el sistema y en la otra se reconocen los que no. Algo similar le sucede a la protagonista de la serie: en una sociedad donde todo se maneja a través del status personal, su único objetivo en la vida es intentar mantenerse dentro de lo que está considerado socialmente como aceptable, sin importar lo que deba hacer para lograrlo. Así, deja de ser quien verdaderamente es, y finalmente termina perdiéndolo todo. Una vez más, se puede observar de qué manera la sociedad usa estos medios digitales, que sirven como elementos de comunicación, para ejercer cierta jerarquización social, sea de manera consciente o totalmente inconsciente.

La publicidad, como medio, también ayuda a profundizar esta jerarquización social al mostrar aquello que se podría llegar a ser. Quita el amor propio, se excluye al sujeto para volver a incluirlo si consume el producto. Por eso se dice que “la publicidad es el proceso de fabricar fascinación” (Berger, 2000: 146). . Lo que se conoce como mito de la belleza (Wolf, 1991), funciona como una forma de jerarquización social que impone una determinada forma de ser (particularmente de la mujer) dentro de la sociedad. Siguiendo esto, la mujer debe aspirar a ello y los hombres, a poseer mujeres que se encuentren dentro de los valores estereotipados. (Wolf, 1991). Así se fomentan divisiones, ya sea entre géneros y mismo dentro del género femenino que acentúa cada vez más la faceta de jerarquización de estos medios.

De esta forma se entiende como los medios de comunicación han ido evolucionando y han trasformado su función acompañando los cambios de la sociedad. Se pierde la idea de que los medios funcionan estrictamente como medios de comunicación para incluir implícitamente una forma de jerarquización social. Siguiendo a Lipovetsky (2002), se puede entender que si un sujeto no comunica, puede quedar relegado de la pertenencia a un grupo, puede llegar a “desaparecer” de la sociedad. El sujeto “es” en cuanto se comunica con los demás, se define en cuanto lo definen los demás sujetos con los que comparte.

  1. Conclusión

Considerando ambas posturas, se puede llegar a la conclusión de que, si bien el destino final de los medios sociales pareciera ser la comunicación, implícitamente incluyen una forma de jerarquización social en su interior, funcionando de esta manera como fomentadores de esta brecha. El primer aparente objetivo a simple vista reside en la posibilidad de conectar personas y generar vínculos entre sí, pero este proceso conlleva formas de jerarquización social que remarcan determinadas diferencias entre los individuos de una sociedad. La mayor preocupación de gran parte de los sujetos actualmente recae en aspectos superficiales: es tenido en cuenta en mayor medida lo que se publica en las redes sociales que el modo de relacionarse con los pares. Existe evidentemente un amplio deseo por comunicar, por permanecer en contacto en todo momento, pero esto a su vez implica que quien no forma parte de lo que es entendido como correcto dentro de la sociedad es excluido del sistema, quedando relegado.

Se ha dejado de lado la función primordial de los medios de comunicación para convertirse en elementos fomentadores de la diferenciación de los individuos. Esta función primordial hace referencia a la capacidad de los medios de poner en común y homogeneizar a la sociedad que termina perdiéndose cada vez más.  Es a partir del uso de estas tecnologías, de estos medios “de comunicación”, que se remarcan las diferencias y se profundiza esa brecha existente entre quienes están de un lado y quienes están del otro o quienes están dentro de lo aceptado y quiénes no. Se habla de desconexiones conectadas debido a que estas personas que en principio se encuentran aisladas dentro la sociedad, encuentran en estos medios sociales formas de conectarse e interactuar para permanecer dentro de las normas de lo socialmente aceptado como correcto.  Llegado este punto ¿Son los medios sociales fomentadores de la jerarquización social al funcionar como una forma de acrecentar esa brecha; o realmente incluyen una forma de  jerarquización social en sí mismos? Lo importante a destacar es que de una u otra manera forman parte de los procesos sociales diferenciadores existentes .

  1. Bibliografía y filmografía

BERGER, John. 2000. Modos de ver. Barcelona: Paidós. 15p.

BETTETINI, Gianfranco y COLOMBO, Fausto Las nuevas tecnologías de la comunicación. Barcelona: Paidós, 1995. 303p.

BROOKER, Charlie (productor) y WRIGHT, Joe (director). (2016). Nosedive [Capítulo de la serie Black Mirror]. Estados Unidos: Zeppotron

CASTAÑEDA Linda.; GUTIERREZ Isabel. Redes sociales y otros tejidos online para conectar personas. Universidad de Murcia. 2010. Capítulo 1.

CARR, Nicholas. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Superficiales. Bogotá: Taurus. 2010. 33p

CASTELLS, Manuel. La era de la información: economía, sociedad y cultura : vol. 1, la sociedad red. México, D.F.: Siglo Veintiuno, 1999

DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo y otros textos situacionistas. Buenos Aires: De La Flor, 1974. 178p.

FLICHY, Patrice. El individualismo conectado. Entre la técnica digital y la sociedad. Telos, 68, Julio/Septiembre 2006. Madrid. 21p

GIL JUÁREZ, Adriana. coord. Tecnologías sociales de la comunicación. 1a ed. Barcelona: UOC, 2005. 329p.

HAN, Byung-Chul. En el enjambre. 1a ed. Barcelona: Herder. 2014. 75p

IGARZA, Roberto. Burbujas de ocio: nuevas formas de consumo cultural. 1a ed. Buenos Aires: La Crujía, 2009. 245p.

KOVAL, Santiago. 2013. La condición humana en la era tecnocientífica. Deseos, necesidades y representaciones sociales. Revista Enfoque Humanístico. Marzo 2014, nº 24. 7p

LIPOVETSKY, Gilles. 2002 [1983]. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo posmoderno. Buenos Aires: Anagrama. 13pp

MCLUHAN, Marshall. Understanding media: the extensions of man. New York: Signet, 1964. 318 p.

PRENSKY, Marc. Digital natives, digital inmigrants. En: On the Horizon. NCB University Press, Octubre 2001. Vol. 9 No. 5

SIBILIA, Paula. La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina. 2008. 22p

TURKLE, Sherry. La vida en la pantalla: la construcción de la identidad en la era de Internet. Barcelona: Paidós, 1997. 414p.

VARGAS LLOSA, Mario. La civilización del espectáculo. Buenos Aires: Alfaguara, 2012. 226 p.

WOLF, Noami 1991. El mito de la belleza. Barcelona: Emecé. 9p.

Notas

[1] Se entiende como medio social: “herramientas más tradicionales –y a algunas de las más antiguas– de la llamada Web 2.0; aquellas que tienen como objetivo que sus usuarios publiquen y compartan un determinado elemento de comunicación concreto y que se estructuran en torno a esos elementos” (Castañeda, 2010: 20)

[2] Nativo digital es un término utilizado por Marc Prensky para definir a aquella persona que ha nacido a partir del año 1990 y posee una configuración psicocognitiva que le permite asimilar con rapidez el uso de las nuevas tecnologías digitales. Se opone al concepto de inmigrante digital. (Prensky, 2001)

[3]Manifestación artística, frecuentemente multidisciplinaria, surgida en los 1950 caracterizada por la participación de los espectadores. Los happenings integran el conjunto del llamado performance art y mantiene afinidades con el llamado teatro de participación. La propuesta original del happening artístico tiene como tentativa el producir una obra de arte que no se focaliza en objetos sino en el evento a organizar y la participación de los “espectadores”, para que dejen de ser sujetos pasivos y, con su actividad, alcancen una liberación a través de la expresión emotiva y la representación colectiva.

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